miércoles, 7 de noviembre de 2012

Nuestra experiencia con el Archivo Pedagógico de las Hermanas Cossettini...

** 1er año Profesorado de Inglés 
Turno mañana

En oportunidad de desarrollar el tema de la Escuela Nueva en la clase de Pedagogía del Profesorado en Inglés  tuvimos oportunidad de tomar contacto con el  Archivo Pedagógico Cossettini del IRICE-CONICET,  el cual resguarda los testimonios de la experiencia de la Escuela Serena. 







Olga y Leticia Cossettini  junto a un grupo de docentes crearon un proyecto educativo innovador que se desarrolló entre 1935 y 1950 en la Escuela “Dr. Gabriel Carrasco” de Rosario, Argentina.


El Archivo se crea en 1988 a partir de materiales seleccionados y donados por Leticia con el anhelo de conformar un lugar para la memoria de la experiencia pedagógica. En octubre de 2005, es declarado Patrimonio del CONICET, hecho que permite poner en marcha un proyecto de conservación con el propósito de resguardar el fondo documental y garantizar su accesibilidad.Actualmente duplicados de los documentos de ese archivo se prestan a las Instituciones educativas, los cuales viajan en una valija antigua.

El proyecto intenta  transformar el legado Cossettini en un espacio vital de intercambio, trabajo y reflexión en las escuelas que resignifique la experiencia. Leer la correspondencia que las hermanas recibieron de distintos personajes del quehacer educativo y cultural de la época como Gabriela Mistral, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Ernesto Sábato, entre otros, observar los cuadernos de los alumnos en los cuales la creatividad y la autonomía estaban presentes,  disfrutar de los diarios de clases de las docentes y  admirar fotografías de la experiencia sin duda enriquecen nuestra mirada sobre las prácticas pedagógicas.




Nuestra encuentro con el Archivo Pedagógico de las Hermanas Cossettini fue sumamente gratificante.Solemos quejarnos como estudiantes de que los autores que trabajamos en clase nos parecen muy lejanos, nos cuesta imaginarlos "personas como nosotros" y en consecuencia nos cuesta entenderlos.






La valija de las Hermanas Cossettini nos da la posibilidad de "humanizar" a estas educadoras, de apropiarnos de ellas y por lo tanto de su trabajo a través de sus escritos. 

Y esta es un oportunidad maravillosa...Les agradecemos a todos los que hacen posible esta hermosa experiencia!!!
 







domingo, 4 de noviembre de 2012

Reflexiones después de una visita a una Escuela Waldorf


**  Por Micaela del Barro
  3er. año- Prof. En Ingles


Desde el primer año en "el Olga" se nos planteó en las materias pedagógicas alguna inquietud sobre cuán apropiada es en realidad la escuela actual y con el pasar de los años confirmé como estudiante que algo andaba terriblemente mal. En este sentido, la visita al colegio Clara de Asís resultó una invitación a repensar la educación, tarea especialmente difícil realizar.
Muestra de cuán arraigados tenemos los conceptos de la escuela moderna, es el hecho de que cada vez que relato esta experiencia y cuento que no se toman exámenes, la reacción automática de todos (incluso la mía en un principio) es el demérito y la pregunta: “¿Y entonces cómo saben si los chicos saben? ¡Eso es cualquier cosa!” Y no, en realidad es “cualquier cosa” que no podamos pensar en otras formas de educar, de “saber si los chicos saben” sin tener que presionarlos en un examen que tan poco exacto puede llegar a ser si se tiene en cuenta el estrés que conllevan estas pruebas. Y esto es simplemente un ejemplo de todo lo diferente que son las escuelas que practican y promueven la pedagogía Waldorf.

Relato de una clase
Antes de entrar a clases, se izó la bandera, como en todas las escuelas, sólo que los chicos no formaban en filas dependiendo de su grado, sino todos incluidos en un mismo espiral que contenía en el centro a los de 1º grado y en cuyo otro extremo se encontraban los chicos de 7º grado. Otro hecho curioso: no cantaron el himno, sino que recitaron algunos versos sobre vivir en paz entre nosotros y con la naturaleza, para luego cantar una canción en latín en agradecimiento a Dios.
A continuación, me dirigí al salón de 4º grado con la maestra. El salón, de forma irregular y con una parte del techo por la cual entraba la luz del sol, estaba organizado de forma tal que el centro del mismo quedaba libre para llevar a cabo las rítmicas (rutinas) diarias. La joyitas de esta rítmica incluyen: la canción Fray Santiago en tres idiomas  (español, inglés y francés) y cantada en forma de canon; rimas acerca de ser justos a la hora de repartir (relacionado con el tema que estaban tratando: fracciones); preguntas de tipo “¿8 x 7 =?” y “¿10 =?”; y otras tantas más, todas apuntadas a la vivencia, experimentación de aquello que estaban aprendiendo. Luego, los chicos ordenaban los bancos (que se encontraban contra las paredes) para proceder a sentarse. La docente contó parte de un cuento que terminaría al día siguiente y posteriormente, los chicos practicaron una melodía en la flauta.  Quizás lo más similar a la escuela a la que yo fui (y la mayoría de nosotros, si no todos), fue la actividad desarrollada en el pizarrón: la docente solicitó voluntarios para graficar las fracciones que ella escribiría en el pizarrón. Y el parecido es sólo ese, porque luego, los chicos copiaron lo que estaba en el pizarrón en cuadernos de hojas lisas, que ellos decoraban con guardas y dibujos. No tienen libros para ninguna materia.
Luego de la clase, la docente me explicó que ellos no tenían varias materias por día, sino que trabajaban sobre la misma durante 3 semanas, en este caso Matemática, y luego pasaría a Geografía, creía. Cada una de los temas (incluidos en el currículum del Ministerio y en el Waldorf), se lo aborda primero desde la experiencia, para luego pasar a una forma básica de la abstracción, y en la secundaria sí dar abstracciones más difíciles de comprender.  También contó que no se toman exámenes, y que tampoco resultan necesarios: ella acompaña a los mismos estudiantes de 1º grado a 7º y los conoce harto bien, a tal punto que puede predecir a quién puede resultarle más difícil qué tema, qué materia, y así puede explicárselo de manera diferente, y estar atenta a sus procesos.

Reflexión a modo de conclusión
Seguramente esté olvidando algo muy importante. Lo que queda claro es que la pedagogía realmente es la educación integral de espíritu, cuerpo y alma de la cual tanto nos han hablado, y que la escuela moderna fracasa todo el tiempo en llevar a término. Claro que puede estar sujeta a críticas interminables, ¿pero que acaso la escuela moderna es tan perfecta? Lo importantes es mantener la mente abierta para comprender que el cambio es preciso si es que realmente queremos educar personas – libres.
Recomiendo revisar lo que nuestras queridas Olga y Leticia Cosettini nos dejaron como legado, y no dejar que nuestro instituto lleve su nombre en vano. La pedagogía Waldorf no es mágica y lejos está de ser perfecta, pero es un intento como el de las hermanas, de educar personas en forma integral, con amor, respeto y libertad.

martes, 18 de septiembre de 2012

El arte de la pedagogía Waldorf: una experiencia vital




                                                                                 Por Bergallo, Marina
                                                                                        Fantin, Jorgelina
                                                                                        Florio, Paola
                                                                                        Wesler Sheila

El día jueves 28 de junio un grupo de alumnas de 2do, 3ro y 4to año del Profesorado de Inglés visitamos el colegio “Perito Moreno” ubicado en Martínez, provincia de Buenos Aires, acompañadas por las profesoras Nélida Gallo y Elina Tobler. En total no éramos más de 15 personas, ya que el colegio no autorizó un mayor número de visitantes. Este colegio se caracteriza por tener una pedagogía no tradicional llamada “Waldorf”, la cual está basada en las ideas del austríaco Rudolf Steiner, quien sostenía a la antroposofía como base para considerar al ser humano como individualidad de espíritu, alma y cuerpo.
           
A las 8.30 horas fuimos recibidas por la directora Carmen y su secretaria Mercedes, quienes nos dieron la bienvenida y nos explicaron los lineamientos básicos con los que se rige la institución: existir, pensar y hacer.

La actividad inicial que observamos fue una ronda en el patio en la cual los niños de primer grado ejercitaban conocimientos prácticos ya adquiridos acompañándolos con movimientos corporales. Antes de comenzar, ellos recitaban una oración en la que se proponían aprovechar el día y aprender mucho; luego reciclaban conocimientos de matemáticas, lengua y biología. Para matemáticas, los chicos recitaban las tablas del 2 y del 3 mientras hacían movimientos cruzados de brazos y piernas (Brain Gym). Cuando repasaban lengua los niños elegían palabras para armar oraciones, con cada palabra daban un paso adelante, y con sus cuerpos dramatizaban las diferentes puntuaciones y las mayúsculas. Para repasar biología los alumnos, nuevamente con sus cuerpos representaban el crecimiento de una planta a través del tiempo. Todas estas actividades tienen como objetivo que el niño explore el mundo y que aprenda a través de la experiencia, de esta forma podrá desarrollar su imaginación y creatividad.

Carmen mencionó que ese día en el cual hicimos la visita era especial, porque los alumnos estaban practicando para el festival de los farolitos, el cual se realizaría la noche siguiente. En esta ceremonia, padres y alumnos encenderían faroles construidos por ellos mismos y compartirían la luz.

Posteriormente nos dividimos, algunas nos quedamos en la primaria y otras fuimos a la escuela secundaria, ubicada a una cuadra.

La escuela primaria sorprende a primera vista. En el edificio principal así como en cada escalera y esquina fluía armoniosamente la construcción y la naturaleza. Algunas alumnas se dirigieron al salón de 6to grado y allí pudieron observar que el mismo no tenía puertas cuadradas ni ángulos rectos, al igual que todos los demás salones. Este salón está pintado de color anaranjado pero los otros salones tienen otros tonalidades. El color de las aulas representa la personalidad de los alumnos, ya que acorde a esta pedagogía hay 4 tipos de carácter: melancólico, sanguíneo, flemático y colérico. Los alumnos se agrupan de acuerdo a sus temperamentos, ya que esto hará que sus personalidades se desarrollen al máximo.

Otra cosa que hemos observado es que cuando el recreo termina, no escuchamos ningún timbre, sólo a las maestras aplaudiendo con un ritmo especial. Esto concuerda con el hecho de que la pedagogía Waldorf considera a la tecnología como dañina para el desarrollo de la imaginación. En la clase de Inglés, por ejemplo, llamó mucho nuestra atención que los alumnos no trabajasen con audio, y  que en cambio, la maestra fuera la que recitara una poesía, y no un cd, como habitualmente vemos en cualquier clase de idioma extranjero.

Otra característica de la metodología Waldorf es que los alumnos no trabajan basados en un libro de texto ni fotocopias, sino que construyen sus propios cuadernos y copian absolutamente todo del pizarrón. Esta actividad permite el desarrollo del costado artístico de cada estudiante, quien decora y construye su libro de acuerdo a sus experiencias y vivencias.

En la escuela primaria para que esto sea posible encontramos en cada salón al menos 2 profesores, los cuales poseen roles diferentes. La maestra o maestro que lleva adelante la clase de manera tradicional, utilizando el pizarrón como herramienta clave,  mientras el maestro ayudante recorre los bancos aclarando dudas y ayudando a los alumnos en las diferentes actividades propuestas. También asisten al colegio chicos con capacidades diferentes, quienes, al considerarse necesario, son asistidos durante toda la jornada escolar por una maestra especial quien se ocupa de realizar las adaptaciones curriculares correspondientes para que el niño no solo trabaje a la par de sus compañeros, sino que también pueda compartir el espacio áulico con ellos.

En la escuela secundaria, el trabajo es muy diferente al de una escuela convencional. Las clases se dividen por “época”, un período intensivo que dura aproximadamente un mes, y en el cual se desarrolla un área específica, por ejemplo matemática, biología o literatura. En cada año escolar, las materias están relacionadas para que el alumno pueda crear y relacionar conceptos. Si en literatura se ve el renacentismo, en geografía se estudia Europa en los siglos XV y XVI, así como también en historia se explica este periodo. Una de las cuestiones más sorprendentes de esta metodología es que aspira al desarrollo de las inteligencias múltiples en los alumnos, por eso es común ver en las aulas a los chicos y chicas realizando otras actividades mientras el profesor expone su clase. Al observar una clase de literatura, cuando el profesor leía, varias alumnas tejían o bordaban, esto daba la impresión de que las mismas no estaban atentas, sin embargo a la hora de reflexionar en grupo y de preguntar, todos expusieron sus críticas y esto denota claramente que habían escuchado a la profesora.  Cada día después de un módulo de dos horas de clases, los alumnos, siempre recitando una oración al finalizar, se dirigen a atender distintos talleres creativos, carpintería, costura, manualidades, tejido, entre otras.

También fuimos invitados a visitar el profesorado de la escuela Waldorf. En el salón, los bancos estaban distribuidos en forma de círculo, generando un sentimiento de igualdad entre alumnos y docentes. Una vez ocupados todos los lugares, algunos alumnos tuvieron que sentarse en el suelo, formando otro círculo más chico dentro del anterior. En el centro del mismo, los alumnos depositaron una enorme canasta con diferentes agujas y lanas. Ellos retiraron de allí sus trabajos empezados o tomaron nuevas lanas y se pusieron a tejer, mostrando una gran habilidad. Otros estudiantes, comían naranjas, bananas o mandarinas, las cuales muy amablemente compartieron con nosotras. Todo esto nos haría creer que los alumnos no estaban realmente concentrados o prestando atención, pero para nuestro asombro, ellos formularon preguntas que demostraron que todos estaban atentamente escuchando las palabras del profesor.

Después de un largo día, volvimos a la ciudad de Rosario con una mirada diferente de la educación, si bien habíamos trabajado con la pedagogía Waldorf en el profesorado, estar ahí y vivir, aunque sea por un ratito, esta forma diferente de ver al alumno y de educarlo, profundamente nos hizo reflexionar: acerca de cuánto nos falta aprender como enseñantes, acerca de la individualidad de cada persona, acerca de cómo la escuela tradicional muchas veces no se adapta a sus alumnos, y sobre todo, acerca de la importancia de trabajar en grupo, como comunidad, ya que es la mejor manera de aprender y mejorar cada día.





* Alumnas del Profesorado de Inglés del Instituto de Enseñanza Superior Nº28 “Olga Cossettini”, quienes participaron y elaboraron este relato en base a su propia vivencia.